Maximiliano María Kolbe (1894-1941) fue un fraile franciscano conventual polaco que murió en el campo de concentración nazi de Auschwitz de manera voluntaria para salvar la vida de un hombre llamado Franciszek Gajowniczek. Fue un activo promotor de la veneración del Inmaculado Corazón de María; en su honor fundó y supervisó la Ciudad de la Inmculada, un complejo religioso cerca de Varsovia que contaba con un monasterio, un seminario, una editorial y una estación de radioaficionados.
Además, fundó publicaciones, divulgó diversas publicaciones y promocionó la labor de otras organizaciones. Dejó ver su valor al seguir trabajando con gran entusiasmo durante la ocupación nazi en Polonia.
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El 10 de octubre de 1982 el Papa San Juan Pablo II lo canonizó y declaró mártir por la caridad. La Iglesia lo venera como santo patro de los operadores de radio altruistas, de los que padecen adicciones a las drogas, de los presos políticos y del movimiento provida.
Su influencia ha sido tal, que tanto la Comunión Anglicana como la Iglesia Luterana lo incorporaron a sus respectivos calendarios de santos.
Debido a sus esfuerzos por promover la consagración y la confianza en la Virgen María, se le conoce como el “apóstol de la consagración a María”.
Hoy te compartimos sus frases más emblemáticas para que siempre las lleves contigo y las reflexiones.
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Frases de San Maximiliano María Kolbe
1 “Hijos míos, amen a la Inmaculada; ámenla y ella los hará felices, confíense a ella totalmente.”
2 “Aquel que ama generosamente a la Inmaculada, se salvará y se santificará él mismo y ayudará a otros a santificarse.”
3 “Con la ayuda de la Inmaculada, podemos alcanzar la santidad heróica.”
4 “La Inmaculada, ¡ese es nuestro ideal! Acercarse a Ella es asemejarnos a Ella.”
5 “Si en nuestro corazones arde el amor por ella (la Inmaculada), con el amor nos vendrán todos los bienes.”
6 “Es necesario ser santos no a medias, sino totalmente para gloria de la Inmaculada y mayor gloria de Dios.”
7 “La vida externa, de apostolado, es fruto de la vida interior.”
8 “Concédeme alabarte, Virgen Santa, concédeme alabarte con mi sacrificio concédeme por ti, solo por ti, vivir, trabajar, sufrir, gastarme, morir”.
9 “Señora mía, Reina mía, Madre mía, has mantenido tu palabra, para esta hora he nacido”.
10 “La Inmaculada está siempre conmigo. Ella me acompaña a cualquier parte donde vaya.”
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