La Inteligencia Artificial (IA) ha llegado a innovar y facilitar muchos aspectos de nuestras vidas; no obstante, su uso implica un debate ante de los desafíos éticos que ponen en riesgo la libertad del ser humano y del respeto a su dignidad.

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Inteligencia Artificial y la postura de la Iglesia Católica

La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) publicó una reflexión sobre la “robotización de la vida” y sus “desafíos éticos”. Posteriormente, el Vaticano anunció una asociación con Microsoft para promover un premio internacional sobre ética en la Inteligencia Artificial. Desde su aparición, se ha procurado un acercamiento al tema para entablar diálogos y acciones que promuevan su uso con el fin de procurar la dignidad humana.

Las cuestiones planteadas por la IA  y la robótica abarcan diversos campos que remiten a una pregunta fundamental: ¿qué es el ser humano?

Además, en diversos coloquios organizados por la Iglesia sobre el tema, investigadores han tratado de aportar respuestas a problemáticas existenciales:

¿La IA y el empleo de robots modificarán los comportamientos humanos, las relaciones y su psiquismo? ¿Se puede concebir un “aumento” humano ético? ¿Qué es el ser humano en comparación a un algoritmo y/o a un robot? ¿Un robot podría gozar de una personalidad jurídica por el hecho de tener autonomía?

Estas preguntas abarcan muchísimas áreas: la antropológica, la social, relacional, filosófica y, por supuesto, teológica. Y todas estas se encuentras vinculadas con los derechos del ser humano y con el sentido de la vida.

Así lo explican los obispos de la COMECE:

“A pesar de las ventajas de la robotización, conviene señalar que este sector se ha desarrollado en el seno de una cultura que ya no tolera los límites del ser humano. Los proyectos que implican personas asistidas por un robot, o robotizadas ellas mismas (es decir, aumentadas), están motivados por el deseo de liberar a la humanidad de las limitaciones biológicas (por ejemplo, la resistencia física, las capacidades mentales, el envejecimiento, etc.) para ser dueños de su ser y su futuro. […]”.

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Tecnología al servicio de la humanidad

 Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, en una convención celebrada en la Universidad Católica de Táchira, señaló que “en términos más generales, y siempre por lo que se reiere al tema de la comunicación, la cuestión es si cómo el desarrollo de las inteligencias artificiales en la comunicación puede ayudarnos a ser más humanos, o si por el contrario puede empujarnos a devaluar nuestra humanidad”.

Desde una perspectiva realista, “la cuestión está en pregntarse cómo los algoritmos y las máquinas que los elaboran, pueden estar al servicio de la humanidad, de la verdad, del conocimiento, de la toma de cocineica, de la belleza y de la participación de todo ello”.

Por tal motivo, ante el uso de la IA es importante encontrar un fundamento ético, antropológico, sapiencial para la tecnología, lo que conlleva derribar el teorema según el cual todo lo que es posible es justo “y peguntarnos en cambio cómo hacer posible lo que es justo”.

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