En los primeros días de enero podemos encontrar la deliciosa y tradicional rosca de Reyes en distintas panaderías. Las familias y amigos se reúnen para partirla y degustarla junto con un chocolate caliente. Sin embargo, más allá de sus deliciosos sabores, lo que más nos emociona de esta tradición es a quién le saldrá el Niño Dios, pues su aparición significa dos cosas: la bendición de encontrarlo, y ser el padrino que ponga los tamales el Día de la Candelaria.
Pero, ¿ya sabes de dónde proviene la tradición de la rosca? Hoy te invitamos a conocerla.
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¿De dónde proviene la tradición de la rosca de Reyes?
La costumbre de partir la rosca inició hace quinientos años en nuestro país y llegó a México desde España durante el virreinato.
Esta tradición tiene su origen en la corte de Navarra: los niños partían un pastel que contenía un haba escondida y, quien la encontrara, se convertía en el “Rey de la faba”, y se le premiaba con regalos y homenajes.
Siguiendo esta costumbre, en el México colonial se solía esconder un haba en la masa de la rosca, que simbolizaba la realeza del Niño Dios.
Con el tiempo esta costumbre cambió y el haba fue sustituida por una figura del Niño Dios y, quien lo encuentre, se vuelve su padrino. Al término de la cuarentena de la Virgen María, es decir, el 2 de febrero, fecha en que se celebra el Día de la Candelaria, el padrino ofrece un festejo con tamales y atole.
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¿Cuál es su significado?
Además, la rosca de Reyes cuenta con su simbología religiosa: su forma semiovalada representa el cielo y la eternidad; el muñequito de plástico es el Niño Dios, escondido en la rosca del peligro de Herodes; la harina de trigo cocida, remite al pan de la comunión, y las frutas representan la gracia traída por Jesucristo.
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