En estos días, nuestra Diócesis tiene la bendición de celebrar varias ordenaciones diaconales: del Seminario de Azcapotzalco varios de los seminaristas se convertirán en diáconos para seguirse preparando con el fin de ordenarse en el sacerdocio. Sin embargo, ¿ya sabías que no todos los diáconos se convierten en sacerdotes? Esto se debe a que hay dos tipos de diaconado: el permanente y el transitorio. Sigue lenyendo y conoce la diferencia.
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Estas son las diferencias entre los diáconos transitorios y los permantentes
Estas son las dos formas de cumplir con la orden de los diáconos en la Iglesia católica:
Un diácono es un ministro ordenado de la Iglesia católica. Estos son ordenados como signo sacramental a la Iglesia y al mudo de Cristo, que vino a “servir y no ser servido”.
Toda la Iglesia es llamada por Cristo al servicio. En este caso, el diácono, en virtud de su ordenación sacramental y a través de sus diversos ministerios, es un siervo en una Iglesia de Servicio.
El diaconado es la primera “orden” en el sacramento de las sagradas órdenes. Para los llamados al sacerdocio, es la primera orden que reciben.
Todos aquellos que van camino al sacerdocio deben ser ordenados primero como diáconos. A esto se le denomina “diaconado transitorio“, porque marca una transición al presbiteriado.
Por otro lado, algunos están llamados por Dios a servir a la Iglesia de una forma que no implica el sacerdocio. Este diaconado es un ministerio de servicio, tanto litúrgico como en diversos servicios ministeriales de la vida parroquial y diocesana.
En esta situación, un diácono permanente siempre será diácono, aunque en ocasiones muy especiales puede ser ordenado sacerdote con un permiso especial del obispo.
Los hombres casados pueden ser ordenados diáconos permanentes; es decir, se trata de hombres que desean servir a la iglesia sin convertirse en sacerdotes.
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