Estamos comenzando el Tiempo Ordinario en la Iglesia Católica. Pero no hay que confundirnos con el término: no significa que sea un periodo de poca importancia. Con este nombre, se le distingue de los “tiempos fuertes”; es decir, el ciclo de Pascua y el de Navidad, tanto con su preparación como su prolongación (Cuaresma y Adviento, respectivamente).
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¿Qué comprende el Tiempo Ordinario?
Es el tiempo más antiguo de la organización del año cristiano, además de ocupar la mayor parte del año: 33 o 34 semanas, de las 52 que hay.
Este tiempo tiene una gracia particular: es la oportunidad de encontrar a Dios en la vida cotidiana.
En el evangelio, encontramos a un Cristo ya maduro y responsable ante la misión que le encomendó su Padre.
Así, también nosotros, en este tiempo debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, esperanza y amor, buscando siempre cumplir con gozo la Voluntad de Dios.
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¿Cuándo comienza y termina?
El Tiempo Ordinario cuenta con dos periodos: el primero inicia después de la Navidad, tras la celebración del Bautismo del Señor; y termina antes del Miércoles de Ceniza. El segundo, por su parte, comienza después del tiempo de Pascua y llega hasta el sábado antes del primer domingo de Adviento.
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¿Cuál es el símbolo del tiempo Ordinario?
El color que representa este tiempo es el verde, que podemos ver durante los Oficios y las Misas de este periodo, incluida la casulla del sacerdote.
Este color representa la juventud de la Iglesia y el resurgir de una nueva vida. Algunos también lo asocian con la esperanza.
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