Todos los días podemos estar a la escucha de la Palabra de Dios y durante todo el año. No obstante, para destacar la importancia de la Palabra de Dios para nosotros los creyentes, atendiendo a nuestra condición humana, a los ciclos que solemos tener, se nos invita durante el mes de septiembre cada año a estar todavía más atentos a la escucha de la Palabra de Dios.

Por: Pbro. Antonino Cepeda Salazar

Encargado de la Comisión de la Pastoral Profética

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La Palabra de Dios: ¿cómo se manifiesta en nuestras vidas?

Escucha entre nosotros

Septiembre es un mes especial para leer la Biblia (Foto: Unsplash)

La escucha de la Palabra de Dios presupone la escucha entre nosotros. Así que preguntémonos si sabemos escuchar a los demás. Damos por hecho que sabemos escuchar, pero si somos sinceros, mayormente no nos escuchamos. Hoy mismo: ¿has dejado a un lado tu celular para atender de verdad a quien te dirigió su palabra? ¿Lo has atendido sin estar pensando en los que estás por hacer? ¿Lo has comprendido sin juzgarlo? ¿Has mostrado interés en la persona que te ha hablado?

Si yo quiero ser escuchado no solo es oportuno sino necesario que yo escuche a los demás. Esto es condición para el diálogo interpersonal, familiar, institucional.

Si nos escuchamos entre nosotros nos disponemos mejor a la escucha de la Palabra de Dios.
¡Necesitamos aprender a escuchar a los demás!

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Escucha de la Palabra de Dios ¿Qué tal es nuestra escucha de la Palabra de Dios?

Recordemos que lo primero que manda Dios a su pueblo es “escucha”.

“Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor.” (Dt 6,4). Antes de mandar a cumplir los mandamientos, Dios invita a la escucha de Él mismo. Es relevante de quién viene la palabra a la que se ha de escuchar. Por eso, pide atender para entender y vivir su palabra.

El Señor dirá abiertamente a Ezequiel: “Vas a proclamar mis palabras ante ellos, te escuchen o no te escuchen, porque son de naturaleza rebelde” (Ez 2,7; conviene leer 2,1-3,11).

Jesús, la Palabra plena y definitiva del Padre, iniciará su enseñanza parabólica según el testimonio del evangelio de Marcos con la invitación a la escucha.

“¡Escuchen! Un sembrador salió a sembrar” (Mc 4,3; leer 4,2-9).

Basta con esto, por ahora, para subrayar la importancia fundamental de la escucha entre nosotros y la escucha de la Palabra de Dios para que seamos capaces de caminar unidos como Iglesia sinodal.

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