¿Sabías que la corona de Adviento es el primer anuncio de la Navidad? Hoy te explicamos cuál es su origen y también el significado de sus elementos.

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Corona de Adviento: conoce su origen

Origen de la corona de Adviento. (Foto: Unsplash)

La palabra Adviento proviene del latín y quiere decir “venida”. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo, el cual abarca cuatro semanas antes de la Navidad.

El origen de la corona se encuentra en las costumbres precristianas de los germanos. Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera.

Aunque parezca lo contrario, la corona de adviento no representa una concesión al paganismo, sino un ejemplo de la cristianización de la cultura.

La vieja tradición toma un nuevo y pleno contenido en Cristo, que vino para hacer todas las cosas nuevas.

En el siglo XVI tanto católicos como protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el Adviento:

Aquellas costumbres de origen primitivo contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y vendrá con gloria.

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Significado de sus elementos

Elementos de la corona de Adviento. (Foto: Unsplash)

Elementos de la corona de Adviento. (Foto: Unsplash)

En primer lugar, su forma circular representa el amor de Dios que es eterno, sin principio ni fin.

Por otro lado, las ramas verdes significan la inmortalidad. Mientras todos los árboles pierden su color y follaje en invierno, el pino mantiene siempre sus hojas verdes.

Las velas nos recuerdan que Cristo es la luz del mundo, y nos acompaña en el dolor y la tristeza, eliminando el frío que provoca el pecado.

Además, el color morado, presente en las velas que se encienden el primero, segundo y cuarto domingo de Adviento, como signo de conversión, arrepentimiento y penitencia.

Finalmente, la vela rosa se enciende el tercer domingo de Adviento, conocido como Gaudete, que significa “regocíjense”. Este día, la liturgia hace una pausa para recordar que el Señor está cerca.

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